Durante los últimos días hemos asistido a un hecho deleznable, la crónica de una muerte anunciada: el asesinato de Excálibur, el mejor amigo de la auxiliar de enfermería con ébola.

Muerto el perro se acabó el ébola. Eso es lo que ha debido pensar la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid al decretar por orden judicial el asesinato de la mascota de Teresa Romero, la auxiliar de enfermería afectada por el virus, sin tan siquiera saber si el perro estaba enfermo. De este cruel modo han querido poner fin a una serie de errores por los que el virus ha llegado a España. Lo que serviría de poco en el caso de dar positivo en el test que no le han hecho, porque, según ha contado su dueño, el can ha estado en contacto con decenas de perros durante los últimos días.

Javier Limón, el marido de la sanitaria, hacía un llamamiento a través de las redes sociales para que le ayudaran a salvar a su Excálibur. Miles de ciudadanos iniciaron una campaña de apoyo en las redes sociales y llegaron a conseguir más de 300.000 firmas en Change para evitar el asesinato. Porque, por mucho que quieran suavizar la situación con eufemismos como “eutanasia”, no están ayudando a morir a un enfermo que se ve postrado en una cama de por vida o en un coma del que jamás despertará, sino que están matando a un ser vivo sin saber siquiera si ha contraído el virus.

Este asunto, ha saltado a los medios de comunicación de todo el mundo. Dejando, una vez más, en evidencia a un país gobernado por ineptos. Da igual el color, azul o rojo: quienes se supone que representan a la ciudadanía española no hacen más que dejar a sus representados en evidencia constantemente. Esta es la verdadera #MarcaEspaña de la que tanto hablan.

Todo el esfuerzo, todas las voces que se han alzado, no han servido de nada. Al drama de contraer la enfermedad, al matrimonio de Teresa y Javier se le suma otro más, el del asesinato de su mejor amigo.

La historia ha finalizado como la novela de Gabriel García Márquez, asistiendo a la crónica de una muerte anunciada. Muerto el perro, comienza la rabia.

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