Xavier Marcé

Con toda seguridad, Comunes y Socialistas no imaginamos exactamente igual el futuro del barrio de Vallbona y a la hora de desarrollarlo, si los electores nos otorgan esta responsabilidad, estas diferencias se irán aclarando, pero lo relevante, ahora, es que de común acuerdo se ha realizado un planeamiento que permite pensarlo. Esta es la función básica de un planeamiento urbanístico: facilitar que todas las opciones que definen el futuro de un territorio puedan imaginarse con el máximo nivel de consenso posible entre los agentes implicados dentro de un marco de acuerdos básicos comunes.

Vallbona es un barrio de baja densidad demográfica, afectado por un sinfín de vías de comunicación (automovilísticas y ferroviarias), indefectiblemente conectado con la ciudad vecina Montcada i Reixac por una área verde que conecta el río Besòs con el inicio de la sierra de Collserola. Es un barrio residencial, actualmente infradotado de servicios públicos básicos, pero privilegiado por el hecho de disponer de un espacio agrario cultivable (y cultivado) de 6,5 hectáreas, que en el contexto de la zona urbana de una ciudad como Barcelona, le otorga un potencial de transformación excepcional. Y a todo ello hay que añadirle la antigua Granja Montserrat, un edificio y terrenos añadidos de 8.000 metros cuadrados que en su tiempo fue uno de los principales puntos de aprovisionamiento del hotel Ritz de Barcelona.

Esta zona agraria, conocida como La Ponderosa, ha sido objeto a lo largo de los años de múltiples debates y de no pocos proyectos. Pero por poco que pensemos en Vallbona como un barrio de Barcelona y establezcamos aquellos vectores imprescindibles que señalan lo que la ciudad debe aportar a cada barrio y lo que cada barrio puede aportar a la ciudad para asegurar el mejor futuro posible para sus habitantes, nos daremos cuenta que este espacio agrario es un gran activo social, educativo y económico para imaginar cómo debería ser Vallbona en los próximos años.

Pero aun siendo el planeamiento un instrumento de consenso, conviene anticipar como pueden desarrollarse estas miradas divergentes para evitar confundir a los vecinos y anteponerse a potenciales proyectos más ideológicos que efectivos.

Vallbona y Can Sant Joan (Montcada i Reixac) constituyen una misma realidad urbana que por primera vez puede desarrollarse desde una visión claramente metropolitana

En primer lugar es imprescindible que Vallbona gane peso demográfico. No se trata de excederse en la construcción de viviendas sino de encontrar el punto justo que permita dotar al barrio de los servicios públicos básicos en ámbitos tan importantes como el escolar, el sanitario y el comunitario. Es posible hacerlo y especialmente si esta dimensión social se trabaja a escala metropolitana, lo que aseguraría unos estándares de calidad de alto nivel y unos entornos residenciales (zonas verdes) excepcionales.

Es necesario, en segundo lugar, priorizar la dimensión económica y laboral que necesita el barrio. La disponibilidad de una zona agraria facilita la creación de un centro de formación profesional y de múltiples conexiones universitarias toda vez que debe generar oportunidades comerciales alrededor de la agricultura y la alimentación de proximidad. Lo que convierte en interesante La Ponderosa no es su carácter evocativo, ni el recuerdo de la antigua Barcelona, ni las referencias socioagrarias (huertos urbanos), sino justamente lo contrario. Es su capacidad de ser un espacio productivo ejemplificador lo que le otorga su singularidad. En este sentido La Ponderosa debe ser un espacio de producción, de venta, de investigación, de formación profesional y a la vez un referente para la progresiva transformación de multitud de hábitos (y malos hábitos) urbanos. Los vecinos de Vallbona quieren proteger La Ponderosa en la medida que sirva para mejorar su calidad de vida.

Vallbona y Can Sant Joan (Montcada i Reixac) constituyen una misma realidad urbana que por primera vez puede desarrollarse desde una visión claramente metropolitana. Ambos barrios comparten equipamientos, comercio y un recurso patrimonial (el Rec Comptal) de enorme valor histórico y, si se me apura, turístico.

De manera inmediata ambos barrios verán el soterramiento de las vías del tren y como se mejoran las conexiones con el resto de la ciudad, pero el ínterin de tiempo que nos concede esta gran obra de infraestructura viaria debe aprovecharse para definir con exactitud un territorio destinado a ser más pronto que tarde un referente europeo sobre las ciudades del futuro.

Xavier Marcé, concejal de Turismo e Industrias Creativas del Ayuntamiento de Barcelona i concejal del Distrito de Nou Barris

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