Hace meses que muchos vecinos me paran por la calle para transmitirme su preocupación porque las ocupaciones ilegales se han multiplicado en muchos de nuestros barrios. Primero fueron los vecinos de Montigalà los que dieron la voz de alarma y denunciaron públicamente que llevan meses sufriendo ocupaciones ilegales en sus edificios. Unas ocupaciones que están generando problemas de convivencia muy graves que les afecta, y mucho, en su día a día: no pueden salir tranquilos de sus casas, sufren cuando dejan sus hogares vacíos y temen porque la violencia verbal se acabe convirtiendo también en física.

Pero no es solo Montigalà, también en Llefià, la Salut, Bufalà, Pomar, Sant Roc, Artigues, Lloreda o Canyet, entre otros. Muchos de nuestros barrios están sufriendo la misma situación. La falta de seguridad que hay en las calles, con menos policía que nunca para ayudar a los vecinos, está provocando que estas ocupaciones estén creciendo de forma alarmante. Las mafias aprovechan esta falta de seguridad para ocupar los pisos que están vacíos mientras que los vecinos se encuentran totalmente indefensos ante las situaciones que provocan, algunas de ellas muy graves y peligrosas.

El problema de esta situación nace desde que la CUP gobierna en Badalona: menos policía en la calle significa que los delincuentes actúan de forma mucho más impune. Es así de sencillo. Cuando se apuesta por eliminar guardias de barrio, cuando se elimina la unidad Omega de intervención especial, cuando en vez de potenciar la comisaría de Sant Roc se apuesta por su desmantelamiento, los resultados son estos.

Y lo peor de todo es la respuesta que da el Ayuntamiento a los vecinos que denuncian estas situaciones: justifican, en muchos casos, las ocupaciones. La alcaldesa de la CUP, que lo es gracias al apoyo del PSC, gira la espalda totalmente a los vecinos justificando las ocupaciones y no dando ninguna solución a aquellos que quieren vivir tranquilos en sus casas. Es decir, que además de sufrir el calvario que significa tener como vecinos a los que no se comportan, a los que viven atemorizando al resto, pinchando la luz y, en muchos casos, aguantando además todo tipo de insultos y amenazas, cuando van al Ayuntamiento no obtienen ni ayuda ni respuesta para su problema.

Está claro que los que actualmente dirigen el Ayuntamiento creen que Badalona es una ciudad segura, que está bien limpia, que los parques y plazas están bien cuidados, que no pasan cosas y que aquí todo es perfecto. Pero no. Igual esa es la realidad que se ve desde los despachos, pero ni mucho menos es la que sufren los vecinos cada día.

El Ayuntamiento puede hacer, y mucho, para evitar que las ocupaciones ilegales sigan creciendo de forma tan preocupante. Solo hace falta querer y poner todos los recursos y medios posibles, tanto materiales como de Guardia Urbana, para impedirlo. Mucho me temo que esta no es la prioridad de la CUP, que se preocupa por todo menos por resolver los problemas reales de los ciudadanos.

WhatsAppEmailTwitterFacebookTelegram