Aún resacosos de las pasadas elecciones en Catalunya (las cuales supuestamente han acontecido un giro que, como de costumbre, ciudadanos de a pie no notaremos), y una vez pasadas las inminentes elecciones municipales de mayo, dudosamente podremos darnos un respiro en lo que a avasallamiento marketiniano-electoralista se refiere, pues se nos avecinan las elecciones generales para el próximo 2012 en las que iluminados con delirios de salvadores se prestan a ser guías de su pueblo, cometido para el cual no escatimarán en lo que a métodos de captación de votos se refiere, si bien, además, tenemos la impresión y certeza de que dichos partidos políticos basan su oficio exclusivamente en hacer campaña permanente. Para ello, no contentos con acaparar los medios de comunicación, se encargarán de volvernos a llenar los buzones de panfletos y las calles y el mobiliario urbano con sus mejores fotos, entre otros recursos. Todo ello financiado por el ciudadano, sin que a éste se le haya preguntado. El mismo que debe encargarse de desechar en su correspondiente contenedor de reciclaje (últimamente éstos en misteriosa extinción en muchas localidades de Badalona) los panfletos que no ha solicitado en su buzón, como también respetar carteles y opis que contaminan las calles en campañas y precampañas, independientemente de que exista si quiera empatía, y evidenciando el espectáculo que el derroche electoral supone.

Y es que a muchos nunca nos han convencido promesas panfletarias, pues quizá pondere más el coleccionable de sus hechos y deshechos, a saber:

– Desigualdad y discriminación hacia distritos de “la periferia”: el puerto de Badalona ha recibido desde su inauguración en 2005 más privilegios que el barrio de Sto. Cristo en toda su existencia.

– Desatención a propuestas culturales autóctonas: abogamos, por ejemplo, por sustituir cada gigantesco cartel de propaganda electoral por plafones donde artistas del grafiti e ilustradores expongan su obra libre, pues en Badalona (muy a su pesar, señores aspirantes a alcalde), de talento artístico en multitud de disciplinas no vamos faltos, aunque sí de apoyos; si pudieren ser desinteresados, como las intenciones de los artistas, mejor que mejor, aunque he aquí la frontera entre los que necesitan crear y los que necesitan poder.

– Carencia de políticas sociales a favor de minorías, como a la tercera edad, inmigración, desfavorecidos, etc.

– Total distanciamiento y frialdad en lo que a la relación mandatario-ciudadano se refiere, sin que sean habituales referéndums ni información transparente acerca de, por ejemplo, proyectos de obras, gastos y gestiones, etc.

Concluyendo, podemos decir que pese a vivir en “democracia”, los antiguos griegos padres de ésta se removerían en sus tumbas de saber el uso propagandístico y proxeneta que se le ha dado a la misma por parte de mandatarios populistas y aspirantes a gobernar, usándola para perfumar un sistema que desde hace mucho tiempo ya huele a podrido.

En Memoria de Roberto.

IRREVERENCIAS

WhatsAppEmailTwitterFacebookTelegram