Últimamente se están conociendo casos lamentables de personas mayores que han sido inducidas a contratar o adquirir productos que les han sido ofrecidos como muy rentables o muy necesarios para su salud o cualquier otra finalidad.

Resulta que estas personas mayores , cuando han necesitado su dinero para algo perentorio, se encuentran con la sorpresa de que en la letra pequeña del contrato existe una cláusula por la que se han comprometido a mantener su dinero totalmente inmovilizado durante varios años.

¿Resulta moralmente aceptable que se llegue a jugar de ésta manera con la credulidad y con la buena fe de las personas mayores?

¿Es lícito que unas empresas ideen ciertos productos a los que podemos llamar “cuasifraudulentos” y que lancen al mercado a unos empleados, comerciales, con la finalidad de lucrarse de unas ganancias a la vez que remuevan la tranquilidad de unos jubilados que ya no están para aventuras financieras, y menos con la situación actual que estamos viviendo?.

Desde aquí pretendo hacer un llamamiento a la honradez, a la sinceridad e incluso también a la caridad fraterna, para que los sucesos de este tipo, los engaños a las personas mayores, no vuelvan a producirse nunca más.

José Gutierrez

Mollet del Vallès

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