Quién me conozca pensará que me he vuelto loco o que lo digo en tono jocoso o irónico, pues nada más lejos de ello. Los Bancos, como instituciones encargadas de recaudar el dinero de los ahorradores y ponerlos en manos de los empresarios o del Estado, para crear riqueza, han sido las primeras víctimas de ésta crisis. La mayoría de ellos son puros zoombis que mantienen las puertas abiertas gracias a la ingeniería contable de sus directivos y con la inestimable ayuda de los auditores de cuentas.

Todos dirigimos nuestra ira contra los bancos y les culpamos de la actual crisis económica y de sus consecuencias. Hablamos de los bancos como si fuesen seres vivos capaces por si mismos de generar sufrimiento, hablamos en general y en abstracto, cuando realmente los causantes de éste desastre son los cuadros directivos de los bancos, gente que tiene nombre y apellidos. Gentes que no salen en La Noria , ni en programa televisivo alguno, pero que son los que marcan el rumbo de actuación de los bancos. ¿Quien se acuerda del nombre de la Presidenta de la CAM, sí , aquella que demandó a la Entidad por despido improcedente? Nadie, todos nos acordamos del desastre de la CAM. Son gentes con intereses propios que no siempre (en realidad nunca) coinciden con los de los bancos.

Galbraith, el gran economista americano, llamaba a ésta gente, junto con los políticos de profesión y los cuadros directivos de las grandes empresas, La Tecnoestructura y para seguir su consejo le seguiremos llamando así.

La Tecnoestructura tiene intereses propios muy bien definidos que casi nunca coinciden con los intereses de los accionistas de las empresas. Sin embargo, tienen todo el poder porque tratan por todos los medios de atomizar el accionariado a través de continuas ampliaciones de capital y por las delegaciones de votos que consiguen en las Juntas. Ante ellos los accionistas no pueden hacer otra cosa que “votar con los pies”, o sea vender las acciones e irse. Ésta gente han saqueado a los bancos de forma masiva. Les han succionado la savia a través de sueldos, dietas, pensiones y privilegios astronómicos, por no hablar de empresas satélites que giran en torno de la empresa madre parasitandola. Les importa un bledo el banco y el largo plazo. Saben que son demasiado fuertes e importantes como para que el papá Estado los deje caer. Más tarde o más temprano les tocará a los españoles darse un festín de pagar impuestos para poder sufragar las grandes mansiones , yates y lujos varios de ésta Tecnoestructura. Pescan en rio revuelto y pescan mucho y bien.Tienen una voracidad sin límite, son depredadores natos.

En E.E.U.U. el importe de los bonus a los directivos, superó en mucho al reparto de dividendos a los accionistas y ello sin contar los supersueldos. El gran maestro de cómo pescar en el caos, en España, fue Javier de la Rosa que arruinó a Banesto y a la empresa KIO, fue a la cárcel porque era un advenedizo, pero dejó su impronta y marcó el camino a seguir.

Por arte de magia continúan declarando beneficios en Bancos que no han dado ni un solo crédito en todo el año (cuando su negocio es ese). Todo para cobrar sus bonus y la parte de dividendos que pudieran tener. Los políticos colaboran en ésta labor de rapiña con su silencio y su complicidad a sabiendas que más bien pronto que tarde tendrán que crear el Banco Malo, donde se centre toda la mierda que ellos han creado y que nos deberemos comer todos los españoles cada uno en la parte alícuota que nos corresponde.

Y nadie conocerá ni un solo nombre de éstos delincuentes de guante blanco, nadie irá a la cárcel y todos clamaremos contra los Bancos. Habrá manifestaciones y mil pancartas que centrarán su odio contra la Entidades Financieras, mientras la Tecnoestructura se morirá de risa de lo imbéciles que somos y lo felices que los hacemos, dejándoles amasar fortunas demenciales.

Guillermo Gomila

Mollet

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