En nuestro país parece que todo se mueve por bandos. O vamos con unos o con otros. Soy lector habitual de prensa escrita y oyente de tertulianos varios que intentan aleccionar de política al pueblo sin que se note demasiado su bando. En mi caso solo cuento cosas, y sin saber porque me leen en mis redes sociales. No tengo color político. No soy de La Vanguardia ni del Periódico, ni de la Ser ni de la Cope, ni del Sport ni del Marca. No menciono otros medios porque al parecer las audiencias dan a estos el poder de que sus lecturas tengan más indecencia sobre las opiniones del ciudadano. Soy de leer y escuchar a todos, deteniéndome en la sección de cartas de los lectores con más interés. En ellas leo con más parcialidad la verdadera rea-lidad del ciudadano de a pie. Últimamente, la sensación que me queda es que a nadie le importan los derechos del prójimo o la palabra dada por parte de nuestros políticos. No creo en defender injusticias por simpatías, en este país, suele ser más sencillo criticar que reconocer los errores venga de donde vengan. Están matando la ilusión del ciudadano.

Nuestros políticos aplican con el ciudadano el timo de la estampita constantemente y ya no cuela. Peleas o mentiras reiteradas es lo muestran un día si otro también. Sin mencionar la corrupción, de la que el ciudadano solo se pregunta ¿cuándo devolverán el dinero sustraído? Recuperar el ánimo del pueblo sin gobierno es muy difícil. Seguir por ese camino traerá mucha hambre a España, cuando eso ocurra nuestra clase política descubrirá a un ciudadano que no tendrá nada que perder y con muchos deseos de besarles en la mejilla.

Per David Creus

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