Este año hablar de la cuesta de enero parece una inocentada de mal gusto. Acaba un año muy complicado económicamente hablando que empezó con un incremento de las tarifas de los principales servicios básicos, como las hipotecas, el gas y los peajes, entre otros muchos. Sin querer entrar en un desánimo general aún mayor, me temo que para el 2013 las perspectivas parecen peores, a tenor de las inercias negativas del mercado.

Dicen los expertos más optimistas que a finales del año 2013 se empezará a ver la luz, pero para entonces ya habrá 6 millones de parados y está por ver si se consigue crear empleo como muchos vaticinan.

De momento, todos los ciudadanos sufrimos la subida de precios, de impuestos, de tasas y la congelación salarial. un empobrecimiento general que crea temor e incertidumbre.

A la espera de que la dinámica de la crisis deje de ser negativa, al bolsillo del contribuyente le da igual que sea enero que cualquier otro mes. Todos son igual de complicados.

Maria Fornadell

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