Siempre que hay una huelga me llama la atención que, a última hora, deban dictarse servicios mínimos. Pienso: es curioso que un asunto tan importante como es garantizar aspectos referentes a la seguridad, salud, transporte, etcétera, no esté claramente definido y establecido de forma permanente e innegociable.

Si consideramos que los servicios mínimos son los estrictamente necesarios para cubrir las necesidades básicas de la sociedad, queda claro que no hay margen para la negociación. Fijar unos servicios por debajo de ese valor sería una negligencia y fijarlos por encima sería un boicot al derecho de huelga. No podemos hacer nada para que el sistema se rija por las pautas de la lógica y la justicia, pero podemos llamar a las cosas por su nombre: a partir de hoy, hablaré de servicios pactados o negociados, pero no volveré a referirme a ellos como servicios mínimos, tengo claro que son cualquier cosa menos eso.

Francisco Montes

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