Decía el político uruguayo Aparicio Saravia que “con postes podridos no se hacen corrales”.

Apenas un día después de trascender que la UEFA había abierto un expediente disciplinario al Barcelona por el asunto de las esteladas junto a los cánticos ‘de signo soberanista’ en la final de la Champions de Berlín, se supo que la Comisión Nacional Antiviolencia dispuso de toda la documentación necesaria para poder sancionar también al club azulgrana por los abucheos al himno español en la final de Copa del Rey. Antiviolencia informó este miércoles de que ya ha recabado todos los informes requeridos sobre lo que acaeció en las gradas del feudo culé (¿?) y dictaminará en una reunión extraordinaria las posibles propuestas de sanción. Esteladas, no, pero las banderas preconstitucionales cada vez que juega la selección están bien vistas.

Todo ello esto viene a colación por las ridículas a la vez que falaces palabras de Miguel Cardenal, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), que ha asegurado esta semana que defender los mensajes políticos lanzados en la final de la Champion league “degrada internacionalmente la imagen del Barça y perjudica la opinión sobre la calidad democrática de instituciones como la Generalitat de Catalunya”. Este pasado jueves en la Cadena Cope pregonaba que “la sanción de la UEFA al club es una llamada de atención a Catalunya para que deje de utilizar políticamente el deporte”, asegurando que el FC Barcelona y la Generalitat deberían demostrar “una mínima capacidad autocrítica” después de la reacción mostrada tras conocer la decisión de la UEFA de abrir un expediente al Barça por la masiva cantidad de “esteladas” y de cánticos de ese signo durante la final de la Liga de Campeones.

Esto produce hediondas e infectas reflexiones al CSD. Algo que hace que huela a podrido cada vez que el gobierno central se refiere a Catalunya. Es extraño, o realmente ya no, que todo se sustente en un informe que está firmado por la abogada ucraniana Anna Bordiugova, miembro del equipo de inspectores de la comisión disciplinaria de la UEFA que presidente el chipriota Chris Georghiades. Como dijo Shakespeare en su drama trágico Hamlet, “algo huele a podrido en…”. Curiosamente se da la circunstancia de que en el informe del delegado de la UEFA en aquel partido, el holandés Harry M. Been, destacaba el “excelente comportamiento” de los aficionados del Barcelona; así como en la grada azulgrana no se utilizaron artefactos de pirotecnia y los cánticos de su afición “no fueron discriminatorios”. Y que además esta abogada no estuviera el día del partido en el estadio, ni la señal internacional de TV diera imágenes sobre los seguidores del Barça cuando ondeaban las ‘esteladas’. A no ser que vea TV3 en Ucrania. Tarde o temprano saldrá a la luz quién está orquestando todo esto para que tanto UEFA como FIFA estén politizando lo que ellos dicen que no se ha politizar, a no ser que sea en contra del Barça o Catalunya. Que esto ya canta…

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